Como si el único camino fuese la perfección. Como si los modelos standarizados indicasen cuál señales al costado del sendero, en el que se está perdido, vamos recorriendo todo aquello contrario a esa búsqueda.
Porque realmente de "ser" no tiene nada...
Sólo somos aquello que de algún modo, pertenece.
Y si nos vemos, ajenos a lo que pertenece, autoexcluimos nuestro sentir.
Eso, que intenta salir. Eso, que quiere ser visible.
Condicionados ante la mirada impropia, lo solemos dejar escondido, no sea cosa que se note la diferencia, y encima, nos haga exclusivos.
Como si nuestro mirar fuese "sapo de otro pozo", y el canto, el canto ni te digo...
Y, si dejamos que se note?
Y, si dejamos que se vea?
Quién te dice que haya más por ahí, necesitando el reflejo de "eso" que nos haga buscar realmente, quién carajo somos, o bien, qué queremos ser.