Hace algún tiempo escribía:
"En cuanto al arte se refiere, me declaro bastante autodidacta. Me gusta leer mucho e investigar, historia del arte, estilos, técnicas y así voy jugando y creando..."
Debo confesar que era una postura bastante cómoda, sólo me detenía en aquellos "conocimientos" adquiridos en búsqueda de autocomplacencia.
Eso sólo me permitía andar y desandar por los exactos mismos caminos una y otra vez.
Y llegó la quietud absoluta y con ella la incertidumbre. Una pandemia paralizaba el mundo, y yo no iba a permitir que también se aquietaran mis ganas de más, no me alcanzaban las semillas que había ido recolectando, necesitaba preparar el terreno, sembrar correctamente, ver crecer los frutos.
Para eso necesitaba cruzar el puente, dejar los temores en la orilla y mirar fijo un punto, para que el miedo a lo desconocido no acechara, aun cuando las aguas debajo pudieran ponerse bravas y mi cuerpo tambaleara.
Acá voy, a mitad de recorrido, dominando los vericuetos que están de este otro lado, donde ya nada es cómodo, sencillo o atemporal.
Me encuentro transitando los diferentes senderos del conocimiento, aprendiendo y desaprendiendo, en esta hermosa carrera de las artes visuales que me llena de satisfacciones y que cada día me saca de cualquier comodidad en la que quiera estancarme.
Porque de eso se trata, cruzar el puente es siempre buscar más...
